Blog dedicado al cine, la música, la televisión, el teatro y sus personajes; a la magia del espectáculo

domingo, 20 de abril de 2008

Gossip girl, una crítica social


Gossip girl es un drama juvenil pero como nunca había sido contado antes, pues combina la vida de la clase adinerada como en The O.C. con la perversidad de los adolescentes representada en Mean girls.

Es un mudo que a muchos nos parece irreal porque la vida de sus protagonistas es lejana, se trata, ni más ni menos, de la crema y nata de la sociedad neoyorkina; de los más ricos y poderosos.

Pero en particular, de sus hijos.

Basada en la novela de Cecily von Ziegesar, narra la vida de Serena Van der Woodsen (Blake Lively) y su mundo social, compuesto principalmente por su mejor amiga Blair Waldorf, (Leighton Meester) la niña más popular de la escuela.

Blair, o “B”, como le dicen sus amigas más cercanas, es la novia de Nate Archibald (Chace Crawford), el galán que todas envidian.

Todo se complica con el regreso de Serena, “S”, de un internado, pues ella y Nate están medio enamorados y traicionaron a la pobre de Balir, quien es todo menos pobre.

Y no serán los únicos que traicionarán y serán traicionados, pues bien dicen que todo lo que se hace, se paga…

Gossip girl
es buena porque es una crítica social a la hipocresía y a las apariencias que los bellos y poderosos tienen que enfrentar diariamente.

Demuestra lo que es capaz de hacer la gente por seguir siendo popular, pero a la vez que también existe gente fuera de esa burbuja, gente que es ella misma sin importar lo que le rodee.

Esta serie de los creadores de The O.C. es mucho más profunda que este drama, que en ocasiones, parecía interminable.

Gossip girl es narrada por una malévola y femenina voz en off  (Kristen Bell) que se entera de todos los chismes, escándalos y problemas de los más populares y los pregona a toda la escuela mediante una página web y mensajes al celular.

Todos desconocen a la misteriosa fuente, pero hasta los más poderosos quedan vencidos ante sus palabras, que son como dardos envenenados capaces de destruir reputaciones y mucho más.

Esta serie toca temáticas delicadas como la bulimia, las drogas o el alcoholismo pero como tramas subyacentes, es decir, no es lo más importante que se cuenta.

Asimismo, sus personajes están muy bien delimitados, ya que cambian, aprenden y maduran dependiendo de las situaciones que se les presentan.

Hay de todo, desde Blair que es perfeccionista, elitista y mandona, y su contraparte, Serena, que es relajada, loca y no le importa el qué dirán, hasta Jenny (Taylor Momsen) que es inocente y dulce.

Por parte de los niños está Dan (Penn Badgley), el pobre que acude a la escuela de ricos gracias a una beca y que es bueno, bueno; Nate (Chace Crawford) que es el popular, guapo y deseado, pero también noble, noble; hasta Chuck (Ed Westwick) que es el rico, aprovechado y malo, malo.

Conforme avanza la trama nos daremos cuenta que no todos son lo que parecen y su vida no es tan fabulosa como se pensaba.

Es una lástima que esta transmisión de Warner Channel en México haya quedado estancada.

Desde hace un mes, sólo hemos podido ver un capítulo, pues repiten y repiten los anteriores, y ¿ya mencioné que los repiten?… pues así están ellos.

Nos gustaría ver qué ocurrirá, después de que la vida de varios personajes ha dado un vuelco y se enfrentan a situaciones que los han sacado de su burbuja.

¡Transmitan nuevos episodios por favor!

sábado, 12 de abril de 2008

Pushing Daisies, innovación televisiva


Warner Channel sorprendió con el estreno de una serie que trasciende lo convencional, un proyecto que difiere de todos los programas televisivos que se han hecho en los últimos tiempos.

Por lo menos, en mi caso, nunca había visto una serie igual o remotamente parecida.

Se trata de Pushing Daisies, una comedia-tragedia-drama que narra la historia de Ned, un niño que a muy temprana edad descubre que tiene un poder especial: revivir a los muertos.

Pero su don no se queda ahí, sino que tiene ciertas complicaciones, ciertas reglas de juego, pues así como da, quita.

Si Ned revive a alguien por más de un minuto, entonces alguien más muere y el destino es el que decide quién.

Todo se complica cuando alguien a quien quiere mucho muere y después de deliberaciones, la revive, pero nunca más la puede volver a tocar, de lo contrario la mataría.

Ésta es una de las historias de amor más puras y tiernas de todos los tiempos, pero a la vez aderezada con toques de muerte, misterio, intrigas y muchos, pero muchos pies.

Su creador es Bryan Fuller, quien hace unos años nos regaló Dead like me, una serie sobre personas muertas con asuntos sin resolver y que deambulaban por el mundo en cuerpos que no eran los suyos.

Por lo visto a Fuller le llama atención el tema de la muerte y aunque sus dos proyectos tienen algunos aspectos en común, como satirizarla, también están tratados desde distintas perspectivas.

Pushing Daisies tiene un diseño de arte como pocos en la pantalla chica, tan bien cuidado que llaman la atención sus decorados, sus colores y la mágica atmósfera que se crea en el programa.

Es inevitable que nos recuerde a la película francesa, Amelié, especialmente por la voz en off, un narrador omnisciente (que lo sabe todo) que nos permite conocer los pensamientos y sentimientos del protagonista.

Su voz nos arrulla y nos envuelve durante el desarrollo del capítulo, y a diferencia de otras series, no interviene sólo al inicio y al final, sino que es intermitente.

Asimismo, tanto la decoración como la voz en off nos remonta a la película Big Fish, ese mundo de fantasía creado por Tim Burton, en donde las historias de un padre marcan la vida de su hijo.

Todo dentro de la serie se apega a un mismo tono, desde las transiciones de una escena a otra (que no son cortes directos, sino fades con cortinillas circulares), hasta la música y la escenografía.

Pero a pesar de estas semejanzas con proyectos cinematográficos, Pushing Daisies es original en muchos sentidos, como en la trama y en la presentación de un amor puro y platónico que va más allá de lo físico.

Un amor que trasciende un simple roce.

Desde el primer capítulo nos enganchamos con los protagonistas, nos compadecemos y lamentamos su situación.

La música en este sentido juega un papel fundamental, ya que encamina nuestras emociones a identificarnos con los personajes y sufrir con ellos.

También es una serie rica en valores, pues nos recuerda lo importante que es para el ser humano sentir afecto y no sólo experimentar desenfrenos.

Gracias Warner Channel por traernos series arriesgadas que se salen de lo convencional y, sobre todo, que están tan bien hechas.

A primera vista se ve que Pushing Daisies es un proyecto con una gran post producción detrás, con muchos efectos especiales, pero que no son los de siempre.