Comedias románticas hay muchas, pues se trata de uno de los géneros realizados con mayor frecuencia en Hollywood, sin embargo, son pocas las cintas que no sólo cuentan una historia de amor llena de pureza, sino con un mensaje esperanzador.
¿Qué pasa cuando un filme se centra en ese amor que surge tras un encuentro entre dos personas contrastantes, casi opuestas, con diferencia de edad, a las que el destino sumerge en una cálida y solidaria amistad?
Ocurre lo que nos plantea "Mis Tardes con Margueritte" ("La Tête en Friche"), cinta francesa dirigida por Jean Becker, quien por cierto también participó en el guión en donde hizo mancuerna con Jean-Loup Dabadie.
Ambos se basaron en la obra de Marie-Sabine Roger, para contar la historia de Margueritte (Gisèle Casadesus), una dulce ancianita que destina sus tardes a leer en el parque, sitio en donde conoce a Germain Chazes (Gérard Depardieu), un hombre bastante más joven de clase social baja y prácticamente analfabeta, que por su poca prudencia es el hazmerreír de sus conocidos.
La conexión entre ambos protagonistas es inmediata y optan por repetir los encuentros en los que ella lo adentra en el maravilloso y desconocido mundo de los libros al leerle en voz alta; mientras que él la hace partícipe de una peculiar actividad: contar palomas.
Pero cuando Margueritte está a punto de perder la vista, Germain se esforzará por aprender a leer y retribuirle el favor a su nueva pero entrañable amiga. La cuestión es: ¿lo logrará?
Es una película conmovedora que con actuaciones sutiles nos conduce por un camino que recuerda la grandeza del ser humano cuando está dispuesto a darse por el otro desinteresadamente, todo ello narrado con ocasionales saltos en el tiempo que nos permiten conocer el pasado de Germain.
Con actuaciones precisas, sin exageraciones ni complejas, pero no por ello carentes de mérito, el filme logra conmover, entristecer y alegrar por igual; además, gracias a su inocencia y buen tratamiento puede ser visto por adolescentes y adultos.
Cuenta también con un par de personajes profundos que están unidos por el abandono: ella el de su familia; él por el de su madre, quien desde pequeño sólo le mostró rechazo.
Aunado a lo anterior se suma un buen guión, que aunque cuenta una historia sencilla, permite que el público se involucre con los protagonistas y personajes secundarios, que aunque son muchos, ninguno de ellos se siente desaprovechado.
Becker y Dabadie plasmaron diálogos llenos de sabiduría que cobran vida gracias a Margueritte, los cuales no sólo invitan a la reflexión, sino que también provocan una que otra risa. Aunque en el departamento cómico quien más se luce es Germain.
"Mis Tardes con Margueritte" es complementada con una música y una fotografía que resaltan el tono esperanzador y cálido del filme, una comedia dulce que redime al ser humano y más en los tiempos que corren.
Un hombre que tiene todo por descubrir, y una mujer con el mundo a sus pies, nos comparten una de las más tiernas historias de amor del año. ¿Cómo serán tus tardes de ahora en adelante?
¿Qué pasa cuando un filme se centra en ese amor que surge tras un encuentro entre dos personas contrastantes, casi opuestas, con diferencia de edad, a las que el destino sumerge en una cálida y solidaria amistad?
Ocurre lo que nos plantea "Mis Tardes con Margueritte" ("La Tête en Friche"), cinta francesa dirigida por Jean Becker, quien por cierto también participó en el guión en donde hizo mancuerna con Jean-Loup Dabadie.
Ambos se basaron en la obra de Marie-Sabine Roger, para contar la historia de Margueritte (Gisèle Casadesus), una dulce ancianita que destina sus tardes a leer en el parque, sitio en donde conoce a Germain Chazes (Gérard Depardieu), un hombre bastante más joven de clase social baja y prácticamente analfabeta, que por su poca prudencia es el hazmerreír de sus conocidos.
La conexión entre ambos protagonistas es inmediata y optan por repetir los encuentros en los que ella lo adentra en el maravilloso y desconocido mundo de los libros al leerle en voz alta; mientras que él la hace partícipe de una peculiar actividad: contar palomas.
Pero cuando Margueritte está a punto de perder la vista, Germain se esforzará por aprender a leer y retribuirle el favor a su nueva pero entrañable amiga. La cuestión es: ¿lo logrará?
Es una película conmovedora que con actuaciones sutiles nos conduce por un camino que recuerda la grandeza del ser humano cuando está dispuesto a darse por el otro desinteresadamente, todo ello narrado con ocasionales saltos en el tiempo que nos permiten conocer el pasado de Germain.
Con actuaciones precisas, sin exageraciones ni complejas, pero no por ello carentes de mérito, el filme logra conmover, entristecer y alegrar por igual; además, gracias a su inocencia y buen tratamiento puede ser visto por adolescentes y adultos.
Cuenta también con un par de personajes profundos que están unidos por el abandono: ella el de su familia; él por el de su madre, quien desde pequeño sólo le mostró rechazo.
Aunado a lo anterior se suma un buen guión, que aunque cuenta una historia sencilla, permite que el público se involucre con los protagonistas y personajes secundarios, que aunque son muchos, ninguno de ellos se siente desaprovechado.
Becker y Dabadie plasmaron diálogos llenos de sabiduría que cobran vida gracias a Margueritte, los cuales no sólo invitan a la reflexión, sino que también provocan una que otra risa. Aunque en el departamento cómico quien más se luce es Germain.
"Mis Tardes con Margueritte" es complementada con una música y una fotografía que resaltan el tono esperanzador y cálido del filme, una comedia dulce que redime al ser humano y más en los tiempos que corren.
Un hombre que tiene todo por descubrir, y una mujer con el mundo a sus pies, nos comparten una de las más tiernas historias de amor del año. ¿Cómo serán tus tardes de ahora en adelante?
Twitter: @mabsalinas
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