"Rafaela", ¿podría estar peor?

Lo que está ocurriendo en la televisión abierta nacional preocupa desde hace tiempo, pero se reafirma con cada estreno de las grandes televisiones. Ya no basta con tener a Laura Bozzo y a Niurka diciendo y haciendo disparates en horario familiar. Tal ridículo parece no ser suficiente.

“Rafaela”, el más reciente estreno de Televisa, sigue el camino de las telenovelas insípidas y ridículas que se han arremolinado en nuestras pantallas de un tiempo a la fecha.

Esta producción de Nathalie Lartilleux es un “remake” –lo cual ya no sorprende, pues al parecer la originalidad requiere demasiado esfuerzo que los directivos de medios no están dispuestos a dar– de un melodrama venezolano con el mismo título, que fue creado por Delia Fiallo.

“Rafaela” es protagonizada por la venezolana Scarlett Ortiz y Jorge Poza, y cuenta con un elenco de consolidados actores, encabezados por Patricia Reyes Espíndola, Rogelio Guerra, Diana Bracho y “El Loco” Valdés, quienes son lo único rescatable del programa.

La historia se basa en Rafaela, una joven doctora acostumbrada a vivir en la pobreza en un pequeño y abandonado poblado del estado de Puebla. Tras volver de su servicio social en la sierra de Oaxaca, recibe una notificación de que será residente de un afamado hospital.

El nosocomio es dirigido por su padre (Guerra), a quien la protagonista le recrimina su abandono y el hecho de haber engañado a su madre, una humilde e inocente mujer.

Con semejante antecedente, Rafaela es fría y se muestra distante y rencorosa con los hombres, lo único que le interesa es sacar adelante a sus seis hermanos –cada uno es fruto de una distinta relación de su madre– y dejar atrás la pobreza.

Sin embargo, en el hospital conocerá al doctor José María, un hombre mujeriego, altanero y con quien la protagonista tendrá diferentes altercados, pero quien terminará por conquistarla.

La premisa ya lo dice todo y seguramente la historia será más de lo mismo que hemos visto en repetidas ocasiones. Pero los únicos problemas de la telenovela no es que sea un “remake” o que la historia sea plana, sino también que tiene un guión incongruente.

Los personajes son poco profundos, las actuaciones o son exageradas y acartonadas, pues no tienen el énfasis adecuado, lo que provoca situaciones y secuencias enteras que son poco creíbles para el público y en las que los actores se ven incómodos, ya que carecen de química entre sí.

Además, el acento de Scarlett le resta aún más credibilidad a su personaje, pues no sólo no se ve como una muchacha oriunda de un pobre pueblo abandonado, ni se viste como tal, sino que tiene acento sudamericano.

Los diálogos en los que se incluyen términos médicos son un desastre, pues son pausados y rompen con las situaciones extremas que se pretende mostrar en pantalla; por lo mismo, las líneas se perciben forzadas, poco casuales, pues de esa forma no es como la gente común habla en su quehacer diario.

No hay naturalidad más que en unos pocos miembros del elenco médico. Tal es el caso de Sheyla, quien en cada escena en la que aparece roba cámara y opaca a Ortiz. Y ni adentrarnos en el tema de la musicalización, ya que también es una pena, lo cual quedó de manifiesto en el primer capítulo cuando se mostraron secuencias de suspenso mal logradas.

Pero además, por si todo lo anterior no fuera suficiente, la telenovela se transmite en un horario infantil, a las 17:00 horas, y aborda temas como la infidelidad matrimonial, el uso de las mujeres, las relaciones sexuales continuas y casuales, se insinúa un caso de incesto, así como el consumo de alcohol, entre otros.

¿“Rafaela” podría estar peor?