Con motivo de la beatificación de Juan Pablo II el día de hoy, retomo un texto que escribí hace tiempo, cuando Piotr Adamczyk visitó la Universidad Panamericana para platicar sobre su papel como el Pontífice en la cinta "Karol: a man who became Pope" ("Karol"), de Giacomo Battiato.
A continuación el texto:
Carismático, alegre y humilde son tan solo algunos de los adjetivos que describen a Piotr Adamczyk. Semejante nombre puede provocar desconcierto o tal vez confusión. Para muchos es tan sólo un desconocido, pero para otros un personaje ejemplar.
¿Quién es esta persona que causó tanto alboroto en la Universidad Panamericana? ¿Qué ha hecho para provocar algarabía y emoción entre los alumnos y jóvenes que asistieron a su conferencia?
Pues es nada más que el actor que interpretó el papel del Papa Juan Pablo II en la película “Karol”. Su presencia iluminó el auditorio de la universidad, las cámaras lo recibieron efusivamente y el público le dio la bienvenida con el candor del aplauso que sólo los mexicanos sabemos dar. Esos mismos aplausos que antaño se ganaron el cariño de otro polaco que visitó nuestras tierras: el mismo Karol Wojtyla.
En la conferencia, Adamczyk reconoció las dificultades ante las que se enfrentó al interpretar el rol de Juan Pablo II. A pesar de que se encontraba sumamente contento por la oportunidad, al mismo tiempo sentía miedo.
Y con toda razón, pues siendo apenas un joven de 34 años debía representar: “la vida del hombre que cambió la historia del mundo”. Este hecho implicaba un enorme compromiso y responsabilidad, pero finalmente reconoció que “fue una valiente decisión y estoy muy orgulloso de haberla tomado”.
Como actor, se preparó técnicamente para el papel, de hecho, estudió a profundidad la enfermedad de Alzheimer para entender el sufrimiento y la experiencia del personaje. Asimismo, se esforzó continuamente ya que “no quería imitar al Santo Padre”, confesó.
Más bien estaba enfocado en recrear emociones y en hacer una digna interpretación. No se concentraba en lo que la gente podía esperar de su trabajo o en la forma en que lo iban a juzgar, “pensaba en cada parte, en cada escena y no en las expectaciones del público”, afirmó.
Adamczyk, como católico y polaco, quería transmitir un poco del mensaje de Juan Pablo II. Estaba interesado en recordar la unión que se suscitó entre la gente el día de su muerte y en las promesas que hicieron durante ese acontecimiento. “Toda Polonia, se unió en la tristeza, todos se tendieron la mano y por eso espero que esta película recuerde esas promesas”, declaró.
Con su visita, dejó innumerables lecciones. En primer lugar, que no importa qué tanto se haya logrado en la vida, la humildad es esencial para el desarrollo humano, pues una vida exitosa no vale nada sin el crecimiento espiritual.
En segundo, que el Papa viajero, no sólo fue ejemplo de vida, sino que sus enseñanzas perdurarán en cada una de las personas que fueron testigos de su existencia. Y finalmente, que con esta película se hace un homenaje a un gran hombre, a un gran ejemplo, a su Santidad, Juan Pablo II.
¿Quién es esta persona que causó tanto alboroto en la Universidad Panamericana? ¿Qué ha hecho para provocar algarabía y emoción entre los alumnos y jóvenes que asistieron a su conferencia?
Pues es nada más que el actor que interpretó el papel del Papa Juan Pablo II en la película “Karol”. Su presencia iluminó el auditorio de la universidad, las cámaras lo recibieron efusivamente y el público le dio la bienvenida con el candor del aplauso que sólo los mexicanos sabemos dar. Esos mismos aplausos que antaño se ganaron el cariño de otro polaco que visitó nuestras tierras: el mismo Karol Wojtyla.
En la conferencia, Adamczyk reconoció las dificultades ante las que se enfrentó al interpretar el rol de Juan Pablo II. A pesar de que se encontraba sumamente contento por la oportunidad, al mismo tiempo sentía miedo.
Y con toda razón, pues siendo apenas un joven de 34 años debía representar: “la vida del hombre que cambió la historia del mundo”. Este hecho implicaba un enorme compromiso y responsabilidad, pero finalmente reconoció que “fue una valiente decisión y estoy muy orgulloso de haberla tomado”.
Como actor, se preparó técnicamente para el papel, de hecho, estudió a profundidad la enfermedad de Alzheimer para entender el sufrimiento y la experiencia del personaje. Asimismo, se esforzó continuamente ya que “no quería imitar al Santo Padre”, confesó.
Más bien estaba enfocado en recrear emociones y en hacer una digna interpretación. No se concentraba en lo que la gente podía esperar de su trabajo o en la forma en que lo iban a juzgar, “pensaba en cada parte, en cada escena y no en las expectaciones del público”, afirmó.
Adamczyk, como católico y polaco, quería transmitir un poco del mensaje de Juan Pablo II. Estaba interesado en recordar la unión que se suscitó entre la gente el día de su muerte y en las promesas que hicieron durante ese acontecimiento. “Toda Polonia, se unió en la tristeza, todos se tendieron la mano y por eso espero que esta película recuerde esas promesas”, declaró.
Con su visita, dejó innumerables lecciones. En primer lugar, que no importa qué tanto se haya logrado en la vida, la humildad es esencial para el desarrollo humano, pues una vida exitosa no vale nada sin el crecimiento espiritual.
En segundo, que el Papa viajero, no sólo fue ejemplo de vida, sino que sus enseñanzas perdurarán en cada una de las personas que fueron testigos de su existencia. Y finalmente, que con esta película se hace un homenaje a un gran hombre, a un gran ejemplo, a su Santidad, Juan Pablo II.
Twitter: @mabsalinas
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