Jim Carrey vuelve a hacer mancuerna con ¡animales hechos por computadora! para realizar una de las pocas cintas familiares que hoy por hoy están en cartelera, algo que sorprende si se toma en cuenta que estamos en época de vacaciones.
Dejando a un lado al detective que solía ser (Ace Ventura), ahora en "Los Pingüinos de Papá" ("Mr. Popper’s Penguins") interpreta a Tom Popper, un hombre entregado a su trabajo que está separado de su esposa, Amanda (Carla Gugino), pero con quien tiene una buena relación.
El protagonista, en cambio, tiene problemas para entender y comunicarse con su hija adolescente (Madeline Carroll) y no tiene inconvenientes para interactuar con su niño más pequeño (Maxwell Perry Cotton).
Desde las primeras escenas, el director Mark Waters nos muestra a un protagonista solitario y entregado a su trabajo para compensar la falta de compañía de su familia; él mismo de pequeño careció del cuidado de su padre, pues éste solía embarcarse en aventuras exóticas alrededor del mundo.
Sin embargo, Popper recibe una mala noticia: su papá, de quien no ha sabido nada en años, ha muerto y le ha dejado un legado: seis pingüinos provenientes de la mismísima Antártica, los cuales llegarán a poner su vida de cabeza, pero también le ayudarán a comprender las verdaderas prioridades de la vida.
El filme combina la acción real con animales creados por CGI (por computadora) y su trama es ligera y cómica, donde las situaciones fantásticas a las que se enfrenta el protagonista serán el detonante que hará reír al público.
Waters encabeza un filme basado en la novela infantil que lleva el mismo nombre, escrita por Richard y Florence Artwater en 1938, por lo que la adaptación fue modernizada para atraer a la audiencia de hoy.
"Los Pingüinos de Papá" combina una trama principal —la relación entre Popper, los animales y su familia—, con una subtrama en la que veremos las complicaciones que enfrentará para cumplir con un encargo fundamental de su trabajo y del que depende su futuro en la compañía.
La película es bastante simple en términos de argumento, pues se puede predecir el desenlace y no tendrá giros sorprendentes; no obstante, su ritmo cautiva y entretiene al público de todas las edades e incluso contará con un par de chistes más enfocados hacia los adultos, pero sin caer en vulgaridades.
El elenco hace un trabajo estándar, en donde vemos de nueva cuenta a un Carrey exagerado en un par de escenas, lo cual puede desatar risas o causar hartazgo en los espectadores, aunque hay que reconocer que ha tenido actuaciones mucho más recargadas.
Quien sí hace un buen papel en el filme es el pequeño Maxwell, al ejecutar un rol creíble a pesar de que en continuas ocasiones interactúa con los pingüinos, que no estuvieron presentes en el rodaje, pues fueron creados más tarde, por lo que el pequeño debía imaginarlos al realizar su interpretación.
Ophelia Lovibond también realiza un buen trabajo gracias a su peculiar personaje; ella es la asistente de Popper, una mujer con una extraña preferencia para hablar empleando la letra "p", peculiaridad a partir de la cual se derivan momentos entretenidos.
En cuanto a los animales creados para el filme, están muy bien hechos, tanto, que cada uno es identificable, tiene una "personalidad propia", así como caras y ojos expresivos, que sentarán el ánimo del filme y las emociones de los espectadores, quienes experimentarán alegría, emoción, desesperación e incluso tristeza.
Además, el diseño de producción de la cinta es interesante, ya que Popper convertirá su casa en una extensión de la Antártica, hogar que todo niño querría tener.
Para los cinéfilos, la película tiene varias referencias hacia cintas modernas y de antaño, pero lo que más sobresale es el pequeño homenaje que se le rinde al cómico Charlie Chaplin.
Así que ya lo saben, si en estas vacaciones quieren pasar un momento agradable en familia, compartir con los hijos un divertimento sano y, ¿por qué, no?, soltar una que otra carcajada, la opción que están buscando son "Los Pingüinos de Papá".
Dejando a un lado al detective que solía ser (Ace Ventura), ahora en "Los Pingüinos de Papá" ("Mr. Popper’s Penguins") interpreta a Tom Popper, un hombre entregado a su trabajo que está separado de su esposa, Amanda (Carla Gugino), pero con quien tiene una buena relación.
El protagonista, en cambio, tiene problemas para entender y comunicarse con su hija adolescente (Madeline Carroll) y no tiene inconvenientes para interactuar con su niño más pequeño (Maxwell Perry Cotton).
Desde las primeras escenas, el director Mark Waters nos muestra a un protagonista solitario y entregado a su trabajo para compensar la falta de compañía de su familia; él mismo de pequeño careció del cuidado de su padre, pues éste solía embarcarse en aventuras exóticas alrededor del mundo.
Sin embargo, Popper recibe una mala noticia: su papá, de quien no ha sabido nada en años, ha muerto y le ha dejado un legado: seis pingüinos provenientes de la mismísima Antártica, los cuales llegarán a poner su vida de cabeza, pero también le ayudarán a comprender las verdaderas prioridades de la vida.
El filme combina la acción real con animales creados por CGI (por computadora) y su trama es ligera y cómica, donde las situaciones fantásticas a las que se enfrenta el protagonista serán el detonante que hará reír al público.
Waters encabeza un filme basado en la novela infantil que lleva el mismo nombre, escrita por Richard y Florence Artwater en 1938, por lo que la adaptación fue modernizada para atraer a la audiencia de hoy.
"Los Pingüinos de Papá" combina una trama principal —la relación entre Popper, los animales y su familia—, con una subtrama en la que veremos las complicaciones que enfrentará para cumplir con un encargo fundamental de su trabajo y del que depende su futuro en la compañía.
La película es bastante simple en términos de argumento, pues se puede predecir el desenlace y no tendrá giros sorprendentes; no obstante, su ritmo cautiva y entretiene al público de todas las edades e incluso contará con un par de chistes más enfocados hacia los adultos, pero sin caer en vulgaridades.
El elenco hace un trabajo estándar, en donde vemos de nueva cuenta a un Carrey exagerado en un par de escenas, lo cual puede desatar risas o causar hartazgo en los espectadores, aunque hay que reconocer que ha tenido actuaciones mucho más recargadas.
Quien sí hace un buen papel en el filme es el pequeño Maxwell, al ejecutar un rol creíble a pesar de que en continuas ocasiones interactúa con los pingüinos, que no estuvieron presentes en el rodaje, pues fueron creados más tarde, por lo que el pequeño debía imaginarlos al realizar su interpretación.
Ophelia Lovibond también realiza un buen trabajo gracias a su peculiar personaje; ella es la asistente de Popper, una mujer con una extraña preferencia para hablar empleando la letra "p", peculiaridad a partir de la cual se derivan momentos entretenidos.
En cuanto a los animales creados para el filme, están muy bien hechos, tanto, que cada uno es identificable, tiene una "personalidad propia", así como caras y ojos expresivos, que sentarán el ánimo del filme y las emociones de los espectadores, quienes experimentarán alegría, emoción, desesperación e incluso tristeza.
Además, el diseño de producción de la cinta es interesante, ya que Popper convertirá su casa en una extensión de la Antártica, hogar que todo niño querría tener.
Para los cinéfilos, la película tiene varias referencias hacia cintas modernas y de antaño, pero lo que más sobresale es el pequeño homenaje que se le rinde al cómico Charlie Chaplin.
Así que ya lo saben, si en estas vacaciones quieren pasar un momento agradable en familia, compartir con los hijos un divertimento sano y, ¿por qué, no?, soltar una que otra carcajada, la opción que están buscando son "Los Pingüinos de Papá".
Twitter: @mabsalinas
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