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domingo, 5 de junio de 2011

Adele: magia a partir del dolor


Hace un par de años nos deslumbró con su talento y su particular estilo vocal inyectado de melancolía cuando lanzó "19", su primer disco de estudio. Este año, Adele volvió a lanzarse al ruedo con "21", material en el que descubre sus emociones a todo aquel que esté dispuesto a darle la oportunidad.

El motivo por el cual cada uno de los proyectos de esta cantautora británica recibe el nombre de la edad que tenía al momento de la producción, se debe a que así pretende plasmar su evolución artística y personal.

Mientras que en su producción debut Adele le apostó a la fusión entre pop y soul, lo cual encaja de maravilla con la coloratura de su voz, impregnada de garra y "llanto", ahora se enriquece con nuevas y mayores influencias.

Buena parte del repertorio de "21" podría definirse como retro-soul, pero también se basa fuertemente en el folk y en el estilo Motown —sonido experimental de los músicos afroamericanos que marcó las décadas de los 60 y 70, en Estados Unidos—, así como en géneros tan diversos como country, blues, R&B (rythm and blues), jazz, gospel, pero también en lo alternativo y hasta en el rock-indie.

La misma Adele ha reconocido entre sus influencias bandas y solistas, como: la "reina del rock" Wanda Jackson, la intérprete de country y bluegrass Alison Krauss, Garth Brooks, Lady Antebellum, Dolly Parton y Rascal Flatts, todos ellos enfocados al country.

La mescolanza musical que tiene lugar en los once "tracks" que componen "21" se logra gracias al uso de los más variados instrumentos, ya que además de los tradicionales pianos, guitarras y percusiones, cuenta con saxofón, arpa, banjo y acordeón.

"21" fue compuesto por la intérprete tras un rompimiento amoroso, por lo que es un álbum del que emanan sentimientos de enojo, soledad, nostalgia, dolor y aceptación; de hecho, el orden de los cortes está basado en esa evolución sentimental.

La promoción del álbum inició con el sencillo "Rolling in the deep", que a su vez abre el proyecto y fue la primera canción compuesta tras la ruptura de la artista con su novio; en ella, Adele muestra una ejecución poderosa y exige al máximo su registro vocal.

El tema inicia con un duelo entre su voz y las cuerdas de la guitarra, para dar paso al ritmo de las percusiones y posteriormente a una explosión instrumental en la que, por cierto, tienen presencia coros femeninos muy al estilo del Mowtown, el cual también puede apreciarse claramente en "Rumour has it".

En "Someone like you", segundo corte promocional, y "Turning tables", Adele da pie al sentido intimista; ya que en la primera ofrece una ejecución vocal limpia, acompañada únicamente por el piano; mientras que en la segunda transmite las más puras emociones, gracias al apoyo del dúo piano-violín.

Uno de los temas más destacables de esta producción es "Set fire to the rain", una balada de carácter fuerte, en donde la voz de Adele es sumamente exigida, en particular en su desenlace y que además tiene una letra que desenmascara las ambivalencias de una relación y la dificultad de "dejar ir"; es uno de los cortes con mayor estilo pop.

"Don't you remember" es otra poderosa balada con letra igualmente fuerte a causa del dolor que destila; aunque inicia prácticamente con una interpretación a capella, más tarde brilla mediante la instrumentalización.

"He won't go" tiene el mayor aporte R&B, y en ella el arpa y bajo consiguen un gran lucimiento; en tanto que "Take it all" aporta el soul y gospel, además de que Adele sólo es acompañada por el piano y poderosos coros.

Las cuerdas se apoderan del sentimiento en "Love song", un cover del tema de The Cure, en donde los toques de blues y jazz alcanzan su máximo esplendor. Pero el blues y gospel también tienen cabida en "One and lonely", uno de los cortes más conmovedores del álbum por la combinación de matices y crudeza en la voz de la artista.

La composición de las canciones corrió a cargo de la misma Adele, pero en el disco también colaboraron Paul Epworth (Florence + the Machine) y Rick Rubin (Johnny Cash, Red Hot Chilli Peppers).

Tal como era su intención, Adele logró crear un álbum para doler, perdonar y madurar, su estilo no sólo evolucionó y se consolidó a partir de su composición introspectiva y gran destreza vocal —gracias a su voz privilegiada y única—, sino que logró reafirmar que es una artista en toda la extensión de la palabra.

Adele crea magia a partir del dolor; no por nada su trabajo ha sido alabado tanto por la crítica y el público por igual.


Twitter: mabsalinas

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