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domingo, 19 de junio de 2011

¿Qué hacer con ocho minutos de vida?


¿Qué harías si tuvieras sólo ocho minutos antes de morir? ¿Qué le dirías a la persona que tienes enfrente? ¿Cuál sería tu último pensamiento, acción, deseo? Ésta es, a grandes rasgos, la trama de "Ocho Minutos Antes de Morir" ("Source Code"), la nueva cinta de Duncan Jones.

Protagonizada por Jake Gyllenhaal, Michelle Monaghan y Vera Farmiga, se trata de una cinta de acción en la que se abordan temas que fácilmente pueden cruzar la delgada línea entre lo ético y lo antiético; entre la explotación y el bien común. Por ello, da mucha tela de dónde cortar para reflexionar.

La trama gira en torno al capitán Colter Stevens (Gyllenhaal), un soldado que militó en Afganistán, pero que gracias a un nuevo experimento despierta en el cuerpo de un maestro de escuela al que no conoce, con el objetivo encontrar al responsable de colocar una bomba en el tren que viaja.

Colter no comprende cómo terminó en dicha situación ni cómo cumplir su misión, pues a la par tiene que lidiar con su propio paradero y un conflicto personal, en medio de una gran presión, pues si no encuentra al criminal, una nueva explosión de magnitudes nucleares podría exterminar Chicago.

Por si fuera poco, sólo tiene ocho minutos para realizar la hazaña antes de que la explosión ocurra una y otra vez; en tanto que su personaje se involucra con los pasajeros del tren, particularmente con Christina (Monaghan), amiga de Sean (Frédérick De Grandpré), el cuerpo en que Colter entra.

El piloto contará con la guía de Coleen Goodwin (Farmiga), quien le ayudará a atar cabos y recordar lo experimentado. Sin embargo, puede que el esfuerzo de Colter sea insuficiente para rescatar a los pasajeros, y que simplemente sirva para modificar el futuro, pues se encuentra en una realidad alterna.

El filme, donde convergen los géneros de acción, "thriller" y ciencia ficción, se compone de buenas actuaciones, en especial de Gyllenhaal, quien cada vez demuestra un mayor dominio de sus cualidades histriónicas, y es capaz de mostrar un abanico de expresiones y sentimientos.

Farmiga también realiza un buen trabajo, en especial cuando interactúa con el protagonista; mientras que el resto del elenco cumple, pero sin llamar la atención.

Como toda buena película de acción cuenta con una destacada edición y efectos especiales que sobresalen en las secuencias de las explosiones y sus consecuencias; cada vez que el capitán ha cumplido con sus ocho minutos, una serie de imágenes ponen fin a su "trance" y lo devuelven a su realidad.

Sin embargo, muchas de éstas escenas son violentas, pues en algunas ocasiones —por el empleo de la cámara lenta—, el espectador puede ver cómo se calcina y desintegra un ser humano, lo cual puede resultar sumamente perturbador.

Asimismo, cuando descubrimos las condiciones reales del protagonista, podemos ver los peligros de que la ciencia no se encuentre limitada por la ética, pues se pierde el respeto por la dignidad del ser humano y se le equipara a un trozo de carne.

En términos cinematográficos, los constantes giros de la película en un principio sorprenden, pero cerca del desenlace pierden fuerza; además, la historia se desenvuelve entre dos realidades, dos tiempos, por lo que no puede calificarse como lineal.

"Ocho minutos antes de morir" plantea un dilema ético: ¿es válido experimentar con una persona para salvar a muchas más? ¿Una vida es un precio factible de pagar si eso implica alcanzar el bien común? ¿Hasta dónde puede "sacársele jugo" a un ser humano, aún después de expirar?

La cinta es fuerte, pero también impactante si uno se atreve a cuestionarse todo lo anterior después de verla. ¿Te atreverás?

Twitter: @mabsalinas

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